Por Perla Alessandra Hernández
De EsMental
Su amor por la ciencia comenzó desde muy niña y su gran pasión, en compañía del trabajo duro y la perseverancia, la hacen destacar hoy como líder de múltiples proyectos en el campo de la Neurociencia y Genética a nivel mundial, profesora asistente de la Universidad de Yale y dirigir, incluso, su propio laboratorio, en el que comparte conocimiento con otros científicos de Brasil, Colombia, México y Ecuador.
Todos estos logros los suma a su vida la neurocientífica puertorriqueña Janitza Montalvo Ortiz, una cayeyana que no desistió de su sueño de convertirse en científica y que, desde sus primeros años de vida, se vio atraída por investigar, particularmente, tras el diagnóstico de alzhéimer de sus abuelos.
“De ahí nació mi pasión por la ciencia, específicamente la neurociencia. A pesar de que no tuve entrenamiento formal científico en la escuela superior, al llegar a la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, pude tener la oportunidad de hacer investigación en un laboratorio de neurociencia bajo la mentoría de la doctora Carmen Maldonado Vlaar. Mediante el estudio de adicción a drogas, pude aprender cómo la conducta puede ser influenciada por el ambiente y los mecanismos neurobiológicos que lo modulan”, compartió Montalvo Ortiz con Es Mental.
Luego de completar su bachillerato en Biología, logró ser elegida para el programa graduado de la Universidad Northwestern en Chicago y fue allí cuando aprendió sobre la epigenética, que según la boricua, son modificaciones químicas al Ácido desoxirribonucleico o también conocido como ADN, “que resulta de interacciones entre factores ambientales y genéticos”.
“Vi en la epigenética una respuesta potencial a muchas interrogantes de enfermedades neurodegenerativas y neuropsiquiátricas, pero hasta ese momento poco estudiada. En mi doctorado en neurociencia pude estudiar cómo cambios epigenéticos, relacionados al envejecimiento, influyen en la poca eficacia de antipsicóticos y, demostramos en modelos animales, el valor clínico del tratamiento farmacológico, que modula dichos cambios, aumentando la eficacia y disminuyendo los efectos adversos de antipsicóticos en envejecientes”, relató.
Y aunque los modelos se trabajaron inicialmente en animales, la doctora logró comprender, asimismo, el beneficio en humanos, como parte de su posdoctorado en la Universidad de Yale.
“Estudié cómo los cambios epigenéticos, provocados por eventos traumáticos, te pueden hacer más vulnerable a padecer de enfermedades físicas y mentales. También, estudié factores genéticos asociados a enfermedades de adicción a drogas. Ahora, como profesora en la Universidad de Yale, combino mis dos pasiones: neurociencia y genética”, aseguró.
Precisamente, en su proyecto Montalvo-Ortiz Lab, se utilizan herramientas computacionales para estudiar mecanismos epigéneticos en el cerebro de los humanos y su asociación con enfermedades neuropsiquiátricas, como el desorden de estrés postraumático, depresión y adicción a drogas. Además, se enfocan en estudiar la genómica en poblaciones de América Latina, incluyendo los ciudadanos puertorriqueños, para de esta manera identificar genes asociados a enfermedades neuropsiquiátricas.
Rompiendo estereotipos
Para esta fanática de la multiculturalidad, los viajes en familia y madre de dos pequeños de 1 y 3 años, es un privilegio servir como mentora para otras científicas y romper los esquemas tradicionales.
“La representación de mujeres en el campo de la ciencia es crucial. No tan solo para tener un cuerpo de investigadores equitativo, sino porque traen a la mesa una perspectiva diferente. Cada vez que pienso en diversidad, no es tan solo el género, sino raza, cultura, religión o nacionalidad. La diversidad enriquece la ciencia. La diversidad ayuda a que nazcan ideas nuevas, a desencajonarse, a mirar con nuevos ojos, a innovar’’, sostuvo.
A las niñas que la ven como inspiración, aconseja nunca desistir de lo que desean o dudar su capacidad.
“Habrá muchos momentos en que parecerán difíciles, muchas metas que pienses inalcanzables y dudas sobre tu capacidad y lo que puedes lograr. Lo me ha ayudado a mí a seguir hacia adelante, ha sido mantenerme enfocada en mi meta a largo plazo y construir una red de personas que sirvan como inspiración, mentores que guíen mis pasos y fortalezcan mi confianza. Puede ser familia, amigos, colegas, supervisores, compañeros de trabajo. Como decía mi abuela: ‘pa’lante, pa’lante, pa’tras ni pa’ coger impulso‘”,, manifestó.
Montalvo Ortiz concluyó asegurando que no cambiaría su rol de científica, pero mucho menos el de madre.
“El ser científica me ha hecho ser una mejor madre y el ser madre me ha hecho ser una mejor científica”, puntualizó la boricua.
Comments