Por: José Ariel Nazario
Es interesante que el ataque cibernético a los sistemas de información del Senado de Puerto Rico haya pasado un poco desapercibido. No parece preocuparles a muchos que en tiempos de desenfrenado desarrollo de la inteligencia artificial, una de los dos cámaras legislativas de nuestro país es intencionalmente saboteada e incapacitada en todo lo relacionado a los sistemas de información y la telefonía. En otras palabras, el Senado quedó aislado de la realidad de las comunicaciones; incomunicado no solo internamente, sino aislado de la sociedad en general.
Según se puede resumir, en este asunto del acto de sabotaje de que fue víctima el Senado , han intervenido las autoridades especializadas federales y locales, en particular el Negociado Federal de Investigaciones y el Puerto Rico Innovation and Technology Service, un organismo concebido por el gobernador Rosselló Nevárez que define su misión como “… liderar la transformación digital del Gobierno de Puerto Rico ante los desafíos y las tendencias de la era moderna, a través de la innovación, la tecnología y un enfoque colaborativo…”. La confirmación en su puesto del principal ejecutivo de dicha dependencia no ha sido abalada por la víctima: el Senado de Puerto Rico.
Pasadas varias semanas desde que se reportó el incidente, todavía se desconoce la identidad del agresor o hacker, esa figura enmascarada cuya identidad – probablemente falsa - es solo conocida en ese mundo de los villanos de la inteligencia artificial. Estos son los bandidos individuales (en su gran mayoría menores de 25 años). También hay interés en saber si el agresor es uno de los servicios de espionaje cibernético de las potencias conocidas por sus incursiones perturbadoras y peligrosas, tales los chinos (República de China), los rusos, los coreanos del norte, los israelitas y los del patio, que incluye federales o locales. ¿Quién quiere hacerles daño a los sistemas de información y comunicaciones del Senado? ¿Porqué no atacaron todos los sistemas de la Asamblea Legislativa, es decir, la Cámara de Representantes y las diferentes agencias o programas adscritos a la Asamblea Legislativa tales como la Oficina de Servicios Legislativos y la Superintendencia del Capitolio? ¿Sería un inside job?
Todos los “ismos” como el populismo y el insularismo, suelen apoderarse de temas o eventos importantes para convertirlos en guiones cómicos y hasta de burla. Si a eso se añade el desprestigio que se promueve de la clase política y las instituciones de gobierno, el resultado neto es que se diluye la importancia que tuvo y tiene la interrupción en las comunicaciones internas y externas de la cámara alta.
La Constitución refiere un proceso legislativo caracterizado por la más amplia fluidez de información y publicidad de sus procesos. Existe un mínimo de acceso a información y comunicación por parte de la sociedad en general, que debe estar garantizado en la manera en que funcionan las cámaras. La ausencia de información y capacidad de comunicación altera el funcionamiento del modelo de gobierno democrático, así cómo, choca con el diseño constitucional puertorriqueño. También con el derecho de todos a conocer a plenitud el funcionamiento de los poderes de gobierno. Por ejemplo, un poder legislativo modelo puertorriqueño, no puede reglamentar el cabildeo legislativo mientras no sea capaz de discernir entre lo que es una actividad realizada para llenar el vacío provocado por la ausencia de mecanismos de información pública, y lo que se considera como una actividad compensada o no compensada, para promover determinada acción legislativa. Lo anterior cobra importancia en Puerto Rico por razón de la “flexibilidad” que todavía existe en el trámite legislativo. En nuestro entorno es muy fácil legislar y la organización del calendario legislativo está a merced de voluntades individuales, ya sea de jure o de facto. Esto de por sí provoca un tráfico de información y actividad en muchas ocasiones desconocido, que por su multiplicidad y ante la ausencia de información, exige de unos esfuerzos extraordinarios para obtener información.
Es obvio que la naturaleza pública del proceso, así como la necesidad de la gestión de búsqueda de información, puede parecer inocuo para un ciudadano común, particularmente si la opinión sobre el proceso legislativo está formada a base de cinismo, comedia o burla. Sin embargo, no para aquel que entiende que el efecto principal de la función legislativa es la promulgación de normas que modifican – justa o injustamente – la libertad del ciudadano.
Mientras, todos queremos saber quién o porqué, vandalizaron los sistemas de información del Senado de Puerto Rico.
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